Javier Etchevarren translated by Jesse Lee Kercheval
Todo lo abandono
Con nueve meses abandoné a mi madre.
Nunca volví a su vientre salvo por comodidad o desenfado.
A los pocos días también abandoné a mi padre.
Repelí su aliento alcohólico.El resguardo de la fantasía y la soledad
me salvó la niñez.
Así abandoné el miedo a las personas y la oscuridad.Cuando uno es íntegro todo es mezquino.
En mi adolescencia
todo fue abandono:
amigos que no quise volver a ver
y lugares que no quise volver a pisar.
Nunca volví a su vientre salvo por comodidad o desenfado.
A los pocos días también abandoné a mi padre.
Repelí su aliento alcohólico.El resguardo de la fantasía y la soledad
me salvó la niñez.
Así abandoné el miedo a las personas y la oscuridad.Cuando uno es íntegro todo es mezquino.
En mi adolescencia
todo fue abandono:
amigos que no quise volver a ver
y lugares que no quise volver a pisar.
Abandoné los estudios, descubrí los libros.
Me hundí en la noche, odié mi cuerpo, amé mis manos.
Perdí el tiempo, perdido en introspecciones, fabulaciones,
depresiones, animadversiones.
Quise morirme, quise matarme, no quise nada,
quise nada.
Abandoné las ganas, las fuerzas.
Me abandoné a la desidia.
Encontré un lugar, un trabajo, una identidad.
El lugar me defraudó.
El trabajo lo hice mal.
La identidad es una costumbre digna de abandonarse.